domingo, 24 de enero de 2010

Una dulce historia de mariposas y libélulas



ilustraciones: Pep Monserrat
Novela ilustrada
Primera edición en español: 2008

Desde lo alto, a un paso de las nubes, el río Amarillo se ve igual que una lengua sinuosa abriendo la tierra, separando las dos orillas o los cañones que lo encajonan.
Desde lo alto, el río Amarillo parece retorcerse en la distancia como un ser vivo, serpenteando por entre los riscos rojizos y las mesetas que descienden escalonadamente hacia su luminosa senda oscura.

Primera impresión
Durante mucho tiempo estuve buscado un libro de Jordi Sierra i Fabra (Kafka y la muñeca viajera). Agotado en toda librería de la ciudad, comencé a buscar otras obras de este autor. Preciosos como son los libros de Siruela, encontré Una dulce historia de mariposas y libélulas. No lo leí de inmediato. De hecho, encontré al fin el libro de Kafka..., lo leí y, siendo sinceros, no fue de mis favoritos, por lo que dejé descansando en el librero los demás que ya tenía de este autor.

Pero hace tres días que acababa de terminar un libro y, como salía con prisa de mi casa, tomé del librero un libro de Siruela que confundí con Escalofriantes historias de niños prodigio. Al encontrarme en un camión y decidirme comenzar a leer este último, con sorpresa me descubrí con Una dulce historia... que, luego de tanto preámbulo, me propongo reseñar aquí. Me esperaba un largo trayecto a lo largo de la ciudad en camiones, peseros y metros, así que resignada, lo comencé a leer y, grato descubrimiento, trataba sobre la muerte.

Con pocas ilustraciones, pero a todo color, Pep Monserrat captura la estética de las pinturas chinas para narrar con tintas y manchas el dolor que un padre, una madre, una familia y un pueblo entero sienten ante la muerte de un niño. La naturaleza es siempre esencial tanto en las pinturas como en los relatos chinos (basta leer el primer párrafo de la novela que puse al principio), y con ella se ven reflejados los más profundos sentimientos de esta familia, de este padre que, pese a la quietud y serenidad que aún persisten en el ambiente, pasa por los días más difíciles de su vida.

Reseña
Qin ha perdido a su hijo, Zhai, de sólo 12 años. A esa edad los niños ya son hombres y, al morir sin tener una esposa, están condenados a vagar para siempre en la oscuridad. Qin da todo lo que le queda (menos de mil yuanes y un burro) para poder emprender un viaje en busca de una esposa para su hijo y poder llevar a cabo el ritual del minghun y unirlos para toda la eternidad.

Opinión
Difícil de entender para las zonas civilizadas de China, el minghun es un ritual prohibido ya en ese país. Sin embargo, en las pequeñas poblaciones lo siguen practicando a escondidas, pues es necesario para que sus muertos puedan morir en paz.

Al abrirse uno como lector a temas como que las mujeres desposadas por los hombres son compradas por éstos, que incluso una mujer muerta pueda ser vendida para unirse en el más allá con su esposo, es posible entender la tradición del minghun y también la idiosincrasia de la cultura china que, alejada y hasta cierto punto excluida de las zonas más ricas del país, lucha por lo que es esencial en la vida y en la muerte.

El texto está construido con gran maestría. Respeta y evoca la paz del arte chino para delinea un personaje muy verosímil que, destrozado por el dolor, se muestra fuerte y vivo por conseguir que su hijo muera con dignidad. Un viaje que muestra rasgos de esta cultura a partir de sus rituales, así como el choque cultural que al interior del país se vive, y donde la felicidad se encuentra en lo esencial que habita más allá de toda posesión material.

Un trabajo muy sucio



Novela
Primera edición: 2009



Charlie Asher caminaba por la tierra como camina una hormiga sobre la superficie del agua, como si, al más leve tropiezo, pudiera caer en picado y verse engullido por los abismos. Dotado de la imaginación de un macho beta, pasaba gran parte de su tiempo escudriñando el porvenir por si lograba atisbar las formas en que el mundo conspiraba para matarlo. A él, a su esposa, Rachel, y ahora también a Sophie, su hija recién nacida. Pero, pese a su concentración, pese a su paranoia y sus incesantes desvelos, desde el momento en que Rachel hizo pis y en la prueba de embarazo salió una rayita azul, hasta el momento en que la llevaron a la sala de reanimación del St. Francis Memorial, la Muerte logró colarse en su vida de rondón.


Primera impresión
Desde que era chica y a la fecha, pienso mucho en la muerte. Supongo que todos los seres humanos le tememos por igual, pero luego me doy cuenta de que no todo el mundo le da tanta importancia a la muerte. Hay quienes viven como si nunca fueran a morir o simplemente no parecen preocupados por eso, hay a quienes la muerte les llega de sorpresa, hay quienes, aún gozando de la mejor salud y teniendo toda su vida por delante, no consiguen hacer a un lado la idea de que un día morirán. O tal vez somos eso en cierta medida, y es en ciertos momentos que la muerte puede presentarse en forma de pensamiento, de pérdida o de literatura. Y es en la literatura donde aprendemos, la literatura que nos prepara para la vida.

Reseña
Charlie Asher teme a la muerte. Todo el tiempo piensa en todo lo que puede suceder. Es una persona sumamente nerviosa y aprehensiva. Para darle más fuerza a todos sus temores, su esposa Rachel de hecho muere a pocas horas de dar a luz a su hija Sophie. Una extraña aparición de un hombre de verde, seguida de una carta que llega a Charlie anunciándole que tendrá que volverse recolector almas, dan forma a esta novela de humor negro y enseñanza sobre el duelo y la muerte.

Opinión
Por lo general cuando alguien muere en una historia, sobre todo en una narrada con un peculiar tono cómico, la muerte se siente en una escena o dos y pasa de largo para llegar a lo que sigue. Esto no ocurre en Un trabajo muy sucio, donde el dolor ante la muerte de Rachel se hace sentir desde que ocurre y a lo largo de toda la novela. Sabemos de la personalidad aprehensiva de Charlie y sabemos que Rachel era todo para él. Pero es un gran hallazgo que, dentro de una historia donde habita la realidad y la fantasía, subsista un mensaje que habla literalmente de la muerte, de cómo se puede superar, de qué es el duelo y en fin, de cómo seguir viviendo aún con la idea siempre presente de que un día nuestros seres más queridos morirán y también nosotros.

A falta de ilustraciones que comentar, pues este libro no tiene más que en la portada (y una muy desafortunada, por cierto), cierro con esta cita sobre la fe:


—Lo he visto una y otra vez —dijo Charlie—. Más con los hombres que con las mujeres, pero con ambos, desde luego: muere el marido o la mujer, y es como si el superviviente quedara unido al otro con una cuerda, como un alpinista que hubiera caído en una grieta. Si el superviviente no se suelta (si no corta la amarra, supongo), el muerto lo arrastra a la tumba. Creo que eso me habría pasado a mí... Había algo más grande que yo, más grande que mi dolor. Esa es la única razón por la que he llegado hasta aquí.

domingo, 10 de enero de 2010

Te regalo un cuento


texto: Jorge Gonzalvo
ilustraciones: Cecilia Varela
LIBRO ÁLBUM

Primera edición: 2009
Lóguez


Podía haber sido un paseo por el parque,
una canción a medio hacer
o un truco de magia
sin ensayar apenas.
Pero no podría ser de otro modo,
quería que fuera un cuento.

Primera impresión
Este libro es tan Ceci Varela, que siento que lo conozco desde hace años, casi desde hace tanto como la conozco a ella (bueno, que tampoco es demasiado, ¿unos tres años?). Sé también que estuvo trabajando mucho tiempo en Te regalo un cuento, y debo decir que el resultado es un precioso y de pequeño formato libro álbum que, con un texto muy original y estimulante de Jorge Gonzalvo, y gracias a la gran complicidad que surge entre ambos, es también en gran medida de la autoría de Cecilia Varela.

Las ilustraciones de Ceci siempre llevan simpáticos personajes y profundas atmósferas. Con acrílicos y lápices de colores, cada página compone una nota en ese compás de niebla y encuentros que se dibuja en Te regalo un cuento. No hay un protagonista que conduzca al lector por todo el libro, sino una atmósfera en la que uno entra y por la cual se transita con gracia de principio a fin.

Opinión
Te regalo un cuento es un buen libro álbum en tanto los dos discursos (el textual y el visual) se complementan perfectamente para llevar de la mano a un discurso único que es el que cualquier buen libro álbum consigue comunicar.
Leer es viajar, también lo es escribir, pero escribir es un regalo y el destinatario es cualquier lector que tenga a bien aceptarlo: el regalo es la lectura de un texto sui generis que puede hacer por uno tanto como nuestro helado favorito, nuestra más íntima idea o una promesa de complicidad que se cumple hasta la última palabra. Gracias Jorge, gracias Ceci, por este cuento.

Madrechillona



Jutta Bauer
LIBRO ÁLBUM

Traducido por L. Rodríguez López
Segunda edición: 2007
Lóguez



Esta mañana, mi madre me chilló de tal forma
que salí volando en pedazos

Primera impresión
Conocí a Jutta Bauer por el libro Selma. Cuando en la FILIJ me encontré con este libro, de inmediato supe que tenía que hacerlo mío; y así fue. Qué contundentes son algunos libros álbum (al menos los mejores). Como un poema bien escrito o un chiste bien contado, un buen libro álbum te llega a la médula con pocas palabras (las precisas) e imágenes que sólo podían contar la historia de una manera.

Ilustraciones
Lápiz, tintas, pocos elementos en cada página dan un ritmo justo a una historia tan breve y certera. Las páginas por lo general son limpias, y aquellas donde hay más elementos, donde los personajes aparecen en acción, suelen reducirse a una sola página y ser ricas en texturas; páginas a veces monocromática, y que otras veces aprovechan al máximo los blancos para balancear color, texto e historia.

Reseña
La madre pingüino le grita a su hijo, desbaratándolo en pedazos. Sus ojos van al universo, su cuerpo llega al mar, sus pies corren sin sentido por el desierto. Cada parte de él está perdida en distintos lugares del  mundo.

Opinión
La palabra de una madre tiene el poder de destrozar a un hijo. La metáfora del cuerpo utilizada por Jutta Bauer resulta muy atinada. El pequeño pingüino no parece tener las armas necesarias para armarse a sí mismo. La fragmentación y el papel de cada parte del cuerpo revelan esa inmadurez, ese momento de formación de cualquier niño donde a la figura materna se le debe la unidad. La palabra de la madre despedaza y sólo ella podrá poner cada pieza nuevamente en su lugar. Y así al final Madrechillona encuentra cada parte de su hijo, lo cose todo junto y le dice “Perdón”.

viernes, 1 de enero de 2010

Un gran sueño



Felipe Ugalde
LIBRO ÁLBUM

Primera edición: 2009
Kalandraka
Colección Libros para Soñar


Era un pequeño
con grandes sueños,
ansioso por crecer...


Primera impresión
Fue un gran curso aquel de Javier Sáez en SM hace un par de años ya (y un parteaguas asegurado en la vida de cualquier ilustrador, como bien me advirtió mi amigo Pixilon). Felipe Ugalde tomaba también el curso y ahí nació Un gran sueño. Podría por ende decir que conocí Un gran sueño cuando aún estaba gestándose en Felipe, y estar de cerca en ese proceso fue una experiencia muy rica y un gran privilegio.

Javier Sáez propuso la dinámica de escribir en un papel tres palabras. Felipe escribió algo así como “cocodrilo”, “universo” y algo más (¿“hambre”, “grande”?). Sentado al principio de la fila virtual que todos los días llevaba a Javier a recorrer el trabajo de cada uno de sus alumnos, veía yo (sentada casi al final) a Felipe luchar con sus palabras para relacionarlas y llegar a un concepto. Pero al segundo día casi se le escuchó gritar “¡Eureka!” y todo fluyó en su historia. Se le veía entonces feliz y concentrado.
Y bueno, he aquí el resultado de un arduo y concienzudo trabajo, un libro que no sólo ganó el 1º lugar del II Premio Internacional Compostela para Libros Ilustrados, sino que es una verdadera obra de arte; universal y entrañable.

Las ilustraciones en principio estarían hechas con grafito. Felipe llevó todo el proyecto terminado con lápiz, precioso ya desde entonces. Pero como muchos ya saben probablemente, Felipe es un maestro del acrílico. Cuando estuvo mostrando a varios editores su trabajo, sin conseguir publicarlo, mejor optó por concursar en este premio e intentar publicarlo con Kalandraka. Entonces al parecer regresó al acrílico y el resultado significó la publicación, el premio y una serie de 18 hermosísimas ilustraciones.

Reseña
El libro realmente es como un poema, y sobre todo considerando que se trata de un libro álbum, es necesario verlo para seguir y comprender la narración. Baste decir que la trama inicia así: nace un cocodrilo con grandes aspiraciones, come por primera vez una mosca y de inmediato su hambre lo lleva a ansiar devorarlo todo, a crecer, a llegar lejos; a alcanzar el sentido de su propia vida.

La poética de Felipe Ugalde
En el clímax de "El aleph", Borges comienza a enumerar todo lo que veía en y desde ese punto, intersección de todos los puntos posibles del universo: “Cada cosa (la luna del espejo, digamos) era infinitas cosas, porque yo claramente la veía desde todos los puntos del universo” (ver cita completa con todos los objetos citados).



Así Ugalde, sin palabras y con gran maestría conceptual, en una de mis ilustraciones favoritas de este libro, recoge todos esos objetos, todos esos tesoros, todo lo que puede ser alimento del alma y desecho al mismo tiempo. El cocodrilo lo devora todo.

¿Qué vale la pena enumerar aquí, recuperar de esa poderosa imagen?: un Mickey Mouse, un semáforo, el Empire State, un anillo, la lámpara maravillosa, un tiburón, el café de la mañana, un dragón...

¿Qué hay de Felipe en cada elemento que planta en esta página llena de poesía?, ¿qué tienen en común entre sí un pez, la Venus de Milo, un cubo de Rubik? Quizá que son todos alimentos del cuerpo, del alma o del intelecto, cada uno necesario aunque insuficiente para saciar el hambre del cocodrilo.

Tantas interpretaciones posibles de un breve libro, con una paleta suave, una maestría y manejo sólido del acrílico, una gran narración de un aun más grande sueño: estar hambriento, ser ambicioso, querer —literalmente— comerse al mundo. Y una inevitable indigestión que al final siempre vale la pena.

Ahora basta volver la mirada al cielo y ver para siempre, por el resto de nuestras vidas, un sueño vuelto realidad; un cocodrilo que está donde siempre quiso estar y que es lo que siempre soñó.





*El libro incluye estrellitas fluorescentes.